uando un proyecto nace, sigue un objetivo o una meta que ha de alcanzar. Cuando un sueño se cumple, también abraza una necesidad de descubrir qué es lo que nos mueve, a dónde queremos llegar o qué sueño queremos cumplir debe ser una prioridad. SteraM representa ese abanico de sueños, compromisos, vínculo personal y familiar, pero también una oportunidad para dar gracias por todo aquello que nos ha permitido construir un presente esperanzador. Al comprar los primeros pisos en Torremolinos, no pude obviar aquella primera motivación de trazar una estrategia de posicionamiento en el sector inmobiliario, sin embargo, también me movía una aspiración más cercana y personal: ayudar a mis padres, devolver a mis progenitores aquello que un día me permitió emprender y construir un legado en valores. Mientras daba aquellos primeros pasos, la vida me acierta una estocada difícil de superar, arrebatando en el transcurso de un mes la vida de mi madre y de mi padre. La incertidumbre de sentir que no había completado mi propósito o cumplido como hijo me sumió en una oscuridad que durante 6 meses, confinamiento incluido, me llevaró a entender que todo lo que un día mis padres hicieron por mí no estaba sujeto a devolución. Lo que sí podía hacer, sin dejar jamás de lado su legado, era intentar beneficiar a otras personas y al hacerlo estaría agradeciendo y dando valor a todo lo que un día me fue dado. Muchos son los colectivos y personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y marginación, lo cual les impide que sus vidas sean vividas sin temor alguno y desde el respeto a los más básicos principios afines a la dignidad humana. Como parte del colectivo LGBTIQ+ al que pertenezco y ante las situaciones de discriminación a las que se enfrentan muchos jóvenes al sufrir maltrato y rechazo en colegios, o no encontrar aceptación en el ámbito familiar, desde SteraM he querido agradecer lo afortunado que he sido al contar con unos padres que me aceptaron tal cual soy, respetando